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Hasta siempre.

Y en un momento dijimos “hasta luego”. Luego de recorrer el verano junto a ustedes La Máquina se fundió. Rieles peligrosos, le dicen, el mapa de la red vial no era correcta y, ni el maquinista, primero, ni los mecánicos de humo, después, pudieron retomar la buena senda. El plan B, fue imposible, tampoco pudimos desplazarnos en Humomóvil que, averiado, no soportó ni a nuestra movilera estrella.

Sabemos que, con el tiempo, este proyecto se transformará en uno de esos programas de culto, que nos escucharan más personas desde la sección Archivo, que las que nos seguían en vivo. Porque nuestro híbrido funcionó así, con gran espontaneidad, naturalidad, defectos y buena vibra. Y así como arribamos en Máquina, nos fuimos caminando.

Cuesta, es cierto, pero en el recuerdo quedarán todos esos entrevistados a los que les sacamos una sonrisa, o una primicia, todas las noticias insólitas, vendedores de humo, recomendaciones de cine y literarias. Todo eso fue La Máquina, y todos ustedes, también.

Hasta siempre.

La Máquina